Resentimiento
Resentimiento II SAMUEL 2
David podría haber reclamado el trono para sí mismo, enseguida. Pero – como un hombre grato al corazón de Dios – le preguntó al Señor qué debía hacer ahora que Saúl estaba muerto. Dios le dijo a David que fuera a Hebrón y lo hizo rey sobre todas las tribus. Abner, pensó que Joab, el General de David, recibiría la posición suprema en la nueva administración – así que no hizo nada. Odiaba la idea de tomar una posición menor. Resentimiento y celos han manchado las páginas de historia escrita (y no escrita) a través del tiempo. El resentimiento ha llevado a dañinas acciones contra grupos de personas, como también de individuos. A nivel personal, podemos sentir resentimiento hacia alguien que recibe una promoción, o es reconocido o admirado. Lo tomamos de manera personal, y las emociones negativas comienzan a enconarse. Después de cierta batalla entre las casas de David y Saúl, Abner finalmente le dijo a Joab: “¿Vamos a dejar que siga esta matanza? ¿No te das cuenta que, al fin de cuentas, la victoria es amarga? (v. 26). Los generales se dieron cuenta – por lo menos por un momento – que la lucha tenía que terminar. El resentimiento tenía que acabar si ellos querían avanzar. Nosotros podemos pensar lo mismo: ¿Por qué esa persona fue reconocida, alabada, y no yo? El resentimiento gana, apagando el espíritu dentro de nosotros. Debemos dejar todo en manos del Señor y confiar en él. Celebrar con otros en vez de guardar resentimiento hacia ellos. ¿Es fácil? No. ¿Siempre beneficia desechar el resentimiento? ¡Sí! Es solamente entonces cuando podemos seguir adelante y sentirnos libres en Cristo ¡Larga vida al Rey! |