Santiago 5

10 de Noviembre de 2015
Por Philip Layton

Palabras finales; desafiantes y alentadoras para los lectores

Preguntas para compartir

  • ¿Cuán paciente eres en relación con el regreso del Señor?
  • ¿Se ha agotado tu paciencia y ya no te importa (vs 7,8)?
  • ¿Alguna vez te has sentido culpable de quejarte contra otros hermanos Cristianos (vs 9)?

 

Profundizando con “Palabras de vida”

A veces es complejo vivir en el mundo. Como cristianos queremos relacionarnos con la cultura que nos rodea. ¿Pero donde nos separamos? Santiago condena el hedonismo, diciendo que es la base del conflicto social. Todos queremos ser felices y el mundo nos dice que busquemos placer en aras del mismo. Pero si el objetivo primario de Dios es mantenernos felices a todos, nuestro concepto de Dios esta equivocado. La búsqueda de placer es una mundana forma de ver la vida – amistad con el mundo. No hay nada de malo con el placer; pero nuestro principal objetivo debe ser ver más allá de lo que Dios tiene para nosotros, ahora y por la eternidad.

Santiago dice que debemos entregarnos en humildad a la gracia de Dios:

Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes. (4:6).

Con la gracia de Dios, él nos ayuda a vivir en este mundo asegurándonos que estará con nosotros en todos los tiempos de necesidad. La gracia es una manifestación del amor y generosidad de Cristo hacía a nosotros. Con él a nuestro lado, podemos vivir y mezclarnos con este mundo con el conocimiento inherente de lo que es el reino de Cristo. Guiando a los demás a él por medio de cada uno de nosotros.

Santiago cierra esta carta con una oración de fe:

¿Está afligido alguno entre ustedes? Que ore. ¿Está alguno de buen ánimo? Que cante alabanzas. (5:13).

Esta es la manera en que vivimos en este mundo, orando, cantando y acercándonos a los demás. Las oraciones de fe serán las que nos lleven de este mundo al siguiente. La oración de un hombre correcto es poderosa y efectiva (v 16)

Hoy, por medio del empoderamiento del Espíritu, por la oración seamos poderosos y efectivos testigos de Cristo, mientras vivimos en mundo con la desesperada necesidad de salvación.