Santiago 3

06 de Noviembre 2015
Por Philip Layton

Santiago advierte sobre el peligro de la lengua para el bien y el mal


Preguntas para compartir

  • El poder de la lengua es a veces subestimado (vs 1-12) ¿has dominado la tuya?
  • ¿Qué circunstancias te pueden llevar a perder el control sobre tu lengua?
  • Uno de los frutos del Espíritu Santo es el auto control, ¿cómo podemos usar este conocimiento para controlar la lengua?

 

Profundizando con "Palabras de vida"

Como pequeños niños jugando en el recreo, muchos de nosotros hemos usado la frase "Palos y piedras pueden romper mis huesos, pero las palabras jamás me harán daño" eso no es verdad, ya que las palabras pueden dañar lo más profundo de nuestro corazón. Algunos de  nosotros podemos decir algo que sea doloroso o que cause gran daño, incluso durante mucho tiempo.

La lengua puede envenenar a la gente, envenenar relaciones. La lengua puede escupir palabras que causen dolor intenso. Una vez que esas palabras se dicen, no se puede volver el tiempo atrás. Pese a que la lengua puede ser destructiva, también puede traer sanación, apoyo y comodidad.

Con la lengua alabamos a nuestro Señor y Padre (v.9)

Podemos alabar a Dios cuando hablamos y cantamos. También podemos apoyarnos los unos a los otros con palabras de ánimo. Los niños necesitan ser animados - Hay que impulsarlos a ser mejores personas. Los adultos necesitan escuchar palabras de elogio - no para aumentar su ego, sino para hacerlos mejores y más productivos como personas. Las personas mayores necesitan que se les diga que son valiosos, para que puedan impartir sus conocimientos y sabiduría a las generaciones más jóvenes.

Es fácil escupir palabras que no son amables, que son dañinas, que tienen connotaciones negativas. Todos necesitamos controlar nuestra lengua, controlar nuestra vida,  llamando al Espíritu Santo para que nos ayude a dominar nuestra lengua. Dios nos ha dado la lengua que tenemos para enaltecer su nombre, para contarles a los demás sobre su amor. Nuestra lengua necesita ser completamente santificada para ser usada para la gloría de Dios.

Pensamiento

A través del día, prestemos atención a las palabras que decimos a Dios, familia y otros. Que sean palabras que honren al Señor.