Hechos 20

04 de Junio de 2015

Por Philip Layton

Pablo continua su viaje a Macedonia y Grecia y resucita a un muerto

Puntos clave y preguntas para compartir

  • Pablo cambia de planes (v 3).
  • Una corta pero maravillosa historia (vs 7-12) mostrando cómo uso Dios tan poderosamente a Pablo.
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Profundizando con palabras de vida

Muchas personas están impresionada, incluso movilizadas por las palabras y acciones del Papa Francisco. La mayoría de los católicos pueden estar de acuerdo que el Papa no es solamente un soplo de aire fresco, también es alguien a quienes ellos quieren emular: preocuparse por el pobre, el marginado, el afligido. El vive modestamente, un humilde hombre de Dios. De hecho, alguien que parece emular a Jesús. Yo creo que la iglesia católica romana esta siendo lentamente transformada bajo su ejemplo de liderazgo.

El apóstol Pablo, siguiendo sus tres viajes misioneros, buscando encontrarse una vez más con los ancianos de la iglesia en Éfeso. De manera humilde Pablo quería ser un modelo de como ellos debían vivir su fe con otros creyentes: para hablarles acerca de la importancia de la humildad y la necesidad de empatizar con los otros. El mismo nunca se hubiese puesto en el camino, si ellos hubieran sido efectivos para Cristo.

Cuando estaban juntos, él fue a decirles a los ancianos que ellos debían terminar la carrera y completar la tarea (v 24) que Dios tenía para ellos. Por el modelo de Pablo en su propia vida, ellos podían ver fácilmente que todo era para la Gloria de Cristo y su iglesia:

Tengan cuidado de sí mismos y de todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha puesto como obispos para pastorear la iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre (v 28).

Algunos de nosotros como Oficiales del Ejército de Salvación, pastores; algunos líderes de cuerpos o ancianos de la iglesia. Muchos de nosotros como padres, abuelos, tías, tíos. Somos el modelo de cómo deben vivir otros cristianos. El Papa Francisco esta haciendo esto por su gente. Pablo lo hizo por los ancianos de Éfeso. Estamos para dar de nosotros mismos a nuestra gente y a nuestras familias. Después de todo, Cristo dijo:

“Hay más dicha en dar que en recibir.” (v 35).