colosenses 3

14 de Septiembre de 2015
Por Philip Layton

Pablo les entrega a los Cristianos en Colosas consejos para la santidad

Preguntas para compartir

  • ¿Qué tan prácticas y relevantes son aquellas palabras (vs 18-21)? ¿Solo servían en el tiempo en que la carta fue escrita?
  • ¿Cuál podría ser el peligro de interpretar esos versículos de manera literal y sin considerar del contexto de entonces y el contexto de ahora?
  • ¿Puede una esposa someterse a su marido como digno del Señor (v 18), en una manera que no sea un ejemplo de mero sexismo?
  • ¿Es posible la combinación de sometimiento y amor mutuo para que estos sean una propuesta de equidad (vs 18, 19)?

 

Profundizando con “Palabras de Vida”

El gran maestro de santidad del Ejército de Salvación, Comisionado Samuel Logan Brengle dijo que la santidad es sobre sustracción y adición. Removemos lo que esta mal en nuestras vidas y llenamos ese vacío con cosas buenas. Esta es una regla de oro para alguien que quiere vivir una vida en la santidad.

Es nuestro deber acabar con las tentaciones y deseos que nos inclinan a cosas mundanas.

¿De que debemos deshacernos? De la lujuria de la carne y el amor a las cosas mundanas, que son contrarias al cristianismo y la esperanza divina. Pablo entregó una lista de esas cosas en los versículos 5-9 de nuestra lectura. El apóstol también les escribió a los creyentes en Roma.

No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. (Romanos 12:2).

La santidad no es un slogan o una teoría. Debe ser vista de manera práctica, en nuestro diario vivir. Tal como una prenda de vestir sucia, que reemplazamos por una limpia. Así es la santidad práctica. Ponemos en “ropa de trabajo” que se adapten al pueblo santo de Dios. (Vs 12-14).

Señor Jesús, seré perfectamente completo en ti
Yo quiero que vivas siempre en mi alma
Derriba a cada ídolo, expulsa a todos los enemigos,
Ahora lávame, y seré más blanco que la nieve.
 
(Cancionero del Ejército de Salvación 436 v 1)