Apocalipsis 10

16 de diciembre de 2015
Por Philip Layton

“Tienes que volver a profetizar sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”

Preguntas para compartir

  • ¿Nos ayuda el versículo 11 a saber cómo interpretar el Apocalipsis?
  • ¿Esto fue solamente para los primeros Cristianos o tiene una relevancia más amplia? ¿Es historia o una profecía?

 

Profundizando con “Palabras de vida”

Este es como el  ángel que Juan ve en su visión. El ángel está vestido en una nube, con un arco iris sobre su cabeza. Su cara deslumbra como el sol; sus pies arden como el metal caliente. El ángel es enviado para dar aviso, tanto en el cielo como en la tierra, de los eventos finales que tendrán lugar. El pergamino fue el mismo o un duplicado del anterior - tomada por el Cordero del trono. Juan fue a comer. su estómago se vuelve amargo; pero en su boca, sería 'dulce como la miel "(9 v).

Los propósitos de Dios han sido revelados. La acción, la sentencia, ha sido finalmente completada. Con esto concluye el interludio, llevando al clímax: el final de la Gran Tribulación. El ángel levanta la mano, como en la toma de juramento, jurando por Dios Creador que no hay más demora en la ejecución del plan divino. El Dios misericordioso espera a los hombres y las mujeres que reciben salvación, ahora termina:

El ángel que yo había visto de pie sobre el mar y sobre la tierra levantó al cielo su mano derecha y juró por el que vive por los siglos de los siglos, el que creó el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y dijo: «¡El tiempo ha terminado!!’ (vs 5, 6).

El capítulo 11 habla de "dos testigos" (v 3). De acuerdo con la Ley de Moisés, dos testigos eran necesarios para establecer cualquier caso en la corte (véase Deuteronomio 17: 6). Y así, tanto legal como espiritualmente, estos son necesarios para un testimonio de los tiempos finales. ¿Quienes son? Tal vez Moisés y Elías - desde que fueron retirados del mundo en formas inusuales. Están protegidos para completar su testimonio, antes de que la 'bestia' del Abismo los matase (7 v).

Entonces, después de este acto horrible, que se elevan al cielo. Es entonces cuando suene la séptima trompeta. ¡El tiempo ha llegado!

Unamos con las huestes celestiales, y decir en voz alta:

 ‘El reino del mundo se ha convertido en el reino de nuestro Señor y de Cristo, él reinara para siempre y por siempre' (v 15).