1 Corintios 16

30 de Julio de 2015
Por Philip Layton

Pablo hace algunas peticiones personales y saludos finales

Preguntas para compartir

Las ofrendas deben ser dadas de acuerdo con los ingresos personales (v 2) ¿Tu ofrenda es acorde a tus ingresos? ¿Cómo sabes?
¿Qué opinas del versículo 22?

Profundizando con “Palabras de vida”

Priscila y Aquila – Nuestra historia de compañerismo

Aquila insistió que escribiera en representación de los dos, principalmente porque no muchas mujeres en la época de la iglesia primitiva tenían la oportunidad de escribir. Esto también porque Pablo, de quien frecuentemente se dice que no dió el suficiente crédito a las mujeres, me nombraba a mi antes de mi marido, no soy feminista, pero es interesante que él me diera este trato especial por ser mujer. Él sabía que las mujeres ya sean casadas o solteras son iguales ante Dios.

Siendo obligados a dejar Roma, terminamos en Corintio, nuestros padres judíos se aseguraron de que ambos aprendiésemos sobre el comercio. Tal vez hayan escuchado el viejo proverbio judío: “el que no les enseña a sus hijos el comercio, les enseña a ser ladrones”. Bueno, mi padre también creía que esto era aplicable a su hija.

Nos establecimos como fabricantes de tiendas y pronto conocimos a Pablo, quien también fabricaba tiendas. Nuestros lazos cristianos nos dieron mucho de que hablar y pronto lo invitamos a vivir con nosotros. Durante el día fabricábamos tiendas tejidas con pelo de cabra. Por la noche nos reuníamos con los demás, cantábamos himnos, orábamos, estudiábamos las escrituras. Durante el día de reposo escuchábamos atentamente la predicación de Pablo en la sinagoga. 

Eventualmente, tres de nosotros dejamos Corintios y nos mudamos a Éfeso, donde ayudamos a Pablo a establecer una iglesia. Conocimos a gente como Apolos. Conocimos a otras personas que voluntariosamente querían entregar sus vidas a Cristo. Después de tres años allí, Aquila y yo regresamos a Roma por cerca de 10 años. Sabiendo de las persecuciones de Nerón regresamos a Éfeso. Pablo envió un mensaje a Timoteo asegurándose de que fuésemos calurosamente bienvenidos: “Saluden a Priscila y Aquila” (2 Timoteo 4:19)

Ha sido una gran vida. Nuestro compañerismo en el matrimonio ha sido maravilloso para el ministerio. Dios nos ha bendecido más de lo que pudiésemos imaginar.

Beverly Ivany