Semana 19
Semana 19Qué ha sucedido hasta el momento...Jesús subió al cielo y prometió que tras su partida enviaría el Espíritu Santo para ayudar, consolar y ser un amigo para los seguidores de Jesús. Después de que él se va, los discípulos pasaban muchos momentos juntos orando y resolviendo quien reemplazaría a Judas, el discípulo que traicionó a Jesús entregándolo a las autoridades.
Qué ocurrió después...El templo más importante para los judíos estaba en Jerusalén y en esa época del año se celebraba una fiesta llamada “Pentecostés” o la “Fiesta de las semanas”. Por lo que cuando los eventos sucedieron y el Espíritu Santo vino había mucha gente en la ciudad proveniente de todo Israel. ¡Vamos y exploremos juntos los eventos!
Qué debo leer...Hechos 2:1–18 (NVI) “El Espíritu Santo desciende en Pentecostés” Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos. Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. Estaban de visita en Jerusalén judíos piadosos, procedentes de todas las naciones de la tierra. Al oír aquel bullicio, se agolparon y quedaron todos pasmados porque cada uno los escuchaba hablar en su propio idioma. Desconcertados y maravillados, decían: « ¿No son galileos todos estos que están hablando? ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye hablar en su lengua materna? Partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, de Judea y de Capadocia, del Ponto y de Asia, de Frigia y de Panfilia, de Egipto y de las regiones de Libia cercanas a Cirene; visitantes llegados de Roma; judíos y prosélitos; cretenses y árabes: ¡todos por igual los oímos proclamar en nuestra propia lengua las maravillas de Dios!» Desconcertados y perplejos, se preguntaban: « ¿Qué quiere decir esto?» Otros se burlaban y decían: «Lo que pasa es que están borrachos.» Entonces Pedro, con los once, se puso de pie y dijo a voz en cuello: «Compatriotas judíos y todos ustedes que están en Jerusalén, déjenme explicarles lo que sucede; presten atención a lo que les voy a decir. Éstos no están borrachos, como suponen ustedes. ¡Apenas son las nueve de la mañana! En realidad lo que pasa es lo que anunció el profeta Joel: “Sucederá que en los últimos días —dice Dios—, derramaré mi Espíritu sobre todo el género humano. Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán, tendrán visiones los jóvenes y sueños los ancianos. En esos días derramaré mi Espíritu aún sobre mis siervos y mis siervas, y profetizarán.”
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