Campañas de primavera: una palabra 

Por el cadete Richard Reynolds

“Quiero que piensen, en una palabra. ¿Qué palabra les está diciendo el Señor acerca de tu tiempo en este lugar? Esta fue la pregunta que nos hizo el líder de nuestro equipo, el Capitán Josh Hinson, una de nuestras últimas noches en San José, Costa Rica.

Durante los dos años como cadetes en el Colegio de Entrenamiento Evangeline Booth es necesario realizar varios viajes de gran escala. Antes de este viaje, nunca había prestado atención a los Servicios Mundiales o siquiera a las misiones. Si en el pasado me hubieran preguntado si estaría dispuesto a servir como Oficial en el extranjero, la respuesta habría sido un “NO” automático. Por supuesto, diría algo como: "No me siento llamado a servir de esa forma". Eso hubiera sido cierto, ya que en ese momento todavía no había sentido el llamado para servir en el extranjero.

Hay una cosa que estoy aprendiendo sobre el llamado de Dios: es algo constante, y caminar en ese llamado puede revelar muchas cosas, cosas para las que quizás no estés preparado. Comenzamos nuestra semana de preparación con un poderoso servicio de consagración, y fue allí donde le pedí a Dios que cambiara mi corazón acerca de las misiones mundiales. No quería volver igual.  Los preparativos concluyeron y abordamos nuestro avión. Quisiera poder contarles sobre cada detalle, cada encuentro, cada rostro, cada personalidad, cada dificultad, cada dolor, cada risa y cada atardecer. Quisiera que pudiesen ver, oír y sentir con tus propios ojos, oídos y corazón, lo que yo vi, oí y sentí. Puedo decir con certeza que Dios me cambió y volví diferente.

A decir verdad, no quería volver. El mayor cambio que he experimentado es simplemente un humilde respeto por los Oficiales que sirven en el extranjero. Dan todo su corazón y trabajan largas jornadas y horas y, si tienen suerte, sólo obtienen el 50 por ciento de su compensación. Es ya un cliché gastado escuchar siempre lo de “bendecidos” que somos en los Estados Unidos, pero la verdad no podría ser más cierto. Somos muy bendecidos aquí. Recorrimos uno de los barrios más pobres que he visto en mi vida.

Una palabra. La “única palabra” que el Señor me reveló en Costa Rica fue “futuro”. Esta palabra tiene varios significados diferentes para mí. Un futuro para el pueblo, que siguiera buscando el rostro del Señor. Futuro para los niños atendidos en las escuelas del Ejército de Salvación. A pesar de la pobreza extrema en la que crecen, ellos tienen la oportunidad de recibir una educación de calidad y una vida mejor. Por mi parte, oro para que los oficiales que sirven allí nunca se cansen y que tengan cubiertas todas sus necesidades y las de sus familias. Oro para que Dios me use para impactar el mundo que me rodea, tanto en los EE. UU. como en el extranjero. Si ahora me preguntaran si algún día serviría en el extranjero, escucharían un rotundo “SÍ” incluso antes de terminar la pregunta. Creo que Dios me está pidiendo que esté dispuesto a servir en el extranjero y, cuando llegue el momento, con mucho gusto completaré la solicitud.

¿Pero qué hay de ti? ¿Qué puedes hacer? Quizás servir físicamente en otro país esté fuera de su alcance, pero créeme, Dios puede usarte y te usará para avanzar Su Reino. Solo debes estar dispuesto, tener la mente abierta y ser humilde. Deja que el Señor te guíe para hacer una diferencia en este mundo. Además, se dadivoso, por favor se dadivoso. Se generoso cuando llegue el momento de dar la oferta para servicios mundiales. Mis amigos, sean de bendición para otros. “El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí”. (Mateo 25:40 NVI).