Ovejas Asustadas

SALMO 23

“El Señor es mi pastor; nada me falta”  (1).

¿Por qué este salmo ha confortado tanto a tantas personas a través de los siglos?  Porque, en realidad, todos somos como ovejas asustadas: vulnerables, sintiendo temor, sintiéndonos solos. Pero es cuando estamos desesperados que el Salvador se acerca:

“en verdes pastos me hace descansar”  (v.2).

El Pastor viene para traer sanidad, junto a aguas tranquilas, y después nos guía – a nosotros sus ovejas’ -  por sendas de justicia.  Aún si estamos enfrentando muerte. El Pastor nos calma, su vara de pastor me da paz. Y después, ‘del valle tenebroso’, somos transportados a una ‘mesa’ – en presencia del enemigo.

Los pastores en el Medio Oriente, cuando llegan a un campo nuevo para que sus ovejas pasten, siempre miran para ver si hay culebras venenosas que viven en hoyos.  Culebras que pueden morder a las ovejas, causándoles infecciones – incluso la muerte. Los pastores vierten aceite sobre los hoyos, para impedir que las culebras salgan, y también aceite sobre las cabezas de las ovejas – ‘ungiéndolas’ – para que el olor espante a las culebras.  Los pastores entonces buscan agua.  Si dejan caer un balde en un pozo y el ‘balde’ rebosa, saben que es un lugar seguro.  El campo de pastoreo – la ‘mesa’ – ha sido preparada.  Los perros ovejeros – la ‘bondad y el amor’ – están al lado de las ovejas, asegurándose que están seguras.

Si nosotros, aún cuando nos sintamos a veces como ovejas asustadas, somos fieles y confiamos en Dios, no tenemos por qué tener temor.  Pues:

“… en la casa del Señor habitaré para siempre” (v. 6).

Oración

Señor Jesús, ¡quiero tener comunión eterna contigo!   Confiaré en ti cuando vengan dificultades.- pues sé que tú estarás conmigo.

Libro de Oraciones Comunitarias