La Gracia de Dios

2 SAMUEL 9

“No temas, pues en memorial de tu padre Jonatan he decidido beneficiarte. Voy a devolverte todas las tierras que pertenecían a tu abuelo Saúl, y de ahora en adelante te sentarás a mi mesa” (v. 7).

Esta es una de mis historias favoritas en el Antiguo Testamento.  Una historia de la gracia de Dios.  Un rey le muestra extrema bondad a un joven que estaba tullido de ambos pies.

El abuelo del joven había tratado de matar al rey vez tras vez. Mefiboset y su familia

estaban sido reconocidos y honrados debido a una profunda amistad entre David y Jonatan, quien era el padre de Mefiboset.  ¡Gracia!

Era costumbre en esos días que un rey exterminara a todos los parientes del hombre que había sucedido en el trono.  Esto aseguraba seguridad.  ¡Pero no!  David eligió honrar a la casa de Saúl, gracias a Jonatan, elevando y protegiendo y proveyendo para Mefiboset.

¡Cómo debe haber alegrado el corazón de este joven!

Este es solamente un vistazo de cómo es la gracia de Dios.  Un cuadro de cómo Dios nos recibe como pecadores, nos perdona, después nos adopta como sus hijos.  Se nos dice cómo el hijo de Jonatan fue tratado por David:

“… el nieto de tu amo siempre comerá en mi mesa”  (v. 10).

¿Cuál es nuestra respuesta a Dios?  Espero que sea de profunda gratitud por aceptarnos.  Pero, también, esta hermosa historia es acerca de extender gracia a otros.  Amar a toda la gente, gracias a nuestro Salvador.  Preocuparnos y cuidar de otros, en el nombre de Jesús.

Acción

Piense en alguien que tiene un problema físico o alguien que lucha espiritualmente.  Si es posible, haga algo para ayudarle – como una expresión de la gracia de Dios.  Sobre todo, ore por esa persona: que Dios le dé un sentido de su paz, su fuerza y su valor.

 

¡Larga Vida al Rey!