¡Jugando con Fuego!

12 SAMUEL 11

“Una tarde, al levantarse David de su cama, comenzó a pasearse por la azotea del palacio, y desde allí vio a una mujer que se estaba bañando. La mujer era sumamente hermosa” (v. 2).

La tentación no es un pecado.  Rendirse a ella sí lo es.  Todos somos tentados.  Jesús mismo fue tentado.  Satanás conoce nuestras vulnerabilidades, y nos tienta en áreas que son débiles. ¡Sabe cómo hacernos caer!  Mis áreas de tentación tal vez no sean las áreas de tentación que usted tiene.  Todos somos singulares – creados por nuestro maravilloso Dios Creador.

El Rey David miró.  Vio algo atractivo. Betsabé sin duda era hermosa.  Pero David podría haberse detenido ahí.  Sin embargo, no lo hizo. David averiguó quién era, e hizo que fuera traída al palacio. Y todos sabemos lo que sucedió después.

La debilidad de alguien tal vez no sea desear a una mujer o a un hombre.  Podría ser algo muy diferente: dinero, por ejemplo. Tener más dinero es una enorme tentación para tantas personas. Surge una oportunidad y se apropian del dinero – cuando no deberían hacerlo. Tal vez tengan la intención de devolverlo más adelante, pero generalmente conduce a su caída.

Mi padre se fue hace más de 20 años, pero todavía ‘oigo’ sus palabras, claras y fuertes, cuando soy tentada a hacer algo que no agrada a Dios.”¡Estás jugando con fuego!”  A veces recordar esas palabras me impiden caer en una tentación. Pero, lamentablemente, hay veces cuando después tengo que enfrentar las consecuencias.

David no solamente cometió adulterio; también urdió el asesinato del marido de Betsabé, Urías,.  Pecados – y sus ramificaciones – causan mucho dolor, tristeza y agonía, e incluso causaron la muerte del hijo de Betsabé. ¡Qué tragedia!

Oración

Padre, te he decepcionado – vez tras vez.  He jugado con fuego y me ha quemado a mí y a otros que me rodean. Pido tu perdón, tu limpieza.  Lávame y crea en mí un corazón puro, oh Dios.

¡Larga vida al Rey!